Biblioteca Popular José A. Guisasola





Osito Detective vive en Villa Nudito. Ese pueblo se llama así porque todos sus habitantes son tan distraídos que siempre tienen que hacer un nudito en los pañuelos o en las colitas para acordarse de las cosas. Naturalmente, allí las cosas se pierden con mucha facilidad, y Osito Detective está cargado de trabajo. Se pasa el día entero buscando lo que pierden sus vecinos. Como es un osito muy organizado, ha instalado una oficina de objetos perdidos. Por allí pasan todos sus clientes, sin darle descanso.

—Osito Detective..., se me perdieron mi zapato izquierdo y mi guante derecho... ¿Usted no los encontró? —preguntó la ratona Filomena a punto de salir a pasear.

—Vea, señora Ratona..., yo no encontré ni su guante ni su zapato pero en cambio puedo ofrecerle una media de lana y una flauta, con la cual pasará ratos muy divertidos y olvidará su guante y su zapato.

A doña Ratona no le servía para nada lo que le ofrecía el Osito, pero como nunca había tenido una flauta aceptó el cambio y se fue muy contenta a su casa.

—Osito... Por favor... —gritaba la ardilla— yo dejé un pedacito de pan aquí, y ahora no está... ¿Usted no lo vio?

—Pan, exactamente ni vi señorita Ardilla..., pero le puedo dar en lugar de pan, este pedazo de papel de chocolate para que adorne su cuevita... —y la ardilla salió encantada con el cambio.

—Osito Detective..., no encuentro a la menor de mis hijas. Es así, así y así... ¿No la vio pasar por aquí? —preguntaba muy afligida la abeja Genoveva.

—Señora Abeja, —contestaba muy seriamente el Osito— a su hija así, así y así, la vi sentada arriba de una margarita en el jardín...

—Gracias, gracias... Osito... Usted es un gran detective. Tome, en agradecimiento le regalaré este pompón de lana que encontré en la plaza cuando venía para acá. ¿Le gusta?

Y así Osito agregaba una pieza más a su desordenada montaña de objetos perdidos.

Una mañana, bien tempranito, llegó a la oficina de Osito Detective, la señora Marmota, muy sofocada.

—Señor Detective: Me ha ocurrido algo terrible, espantoso, nunca visto.

A Osito le extrañó mucho ver a la marmota despierta y comprendió que algo pasaba.

—¿Qué se le ofrece, señora?

—¡Se me ofrece que no he dormido en toda la noche!

—¡Cómo dice?¿Qué no ha dormido? No puede ser... ¡Eso quiere decir que tiene que ver urgentemente a un médico!

—No señor. Eso quiere decir que he perdido el sueño, y que usted debe encontrarlo, pues una marmota sin sueño deja de ser marmota.

—Buscar el sueño no es tan fácil, señora... pero, en fin..., tratándose de un caso tan delicado, haré lo que pueda...

—Gracias, señor Detective. Ya sabía yo que usted era un gran osito. Como no tengo otra cosa con qué pagar su buena voluntad, le pagaré con trabajo. ¿Le parece bien?

—Me parece muy buena idea, doña Marmota. Mientras yo salgo a buscar su sueño, usted me hará el favor de poner en orden mi montaña de objetos perdidos.

Osito tardó dos horas en registrar Villa Nudito, de arriba a abajo, y de adentro para afuera. Miró con su lupa todos los rincones, se subió a los techos y se trepó a los árboles, miró abajo de las camas y detrás de todas las puertas, pero en ninguna parte encontró nada que se pareciera al sueño de la marmota. Por fin se dio por vencido y decidió volver a su oficina.


—Pobre... —pensaba Osito por el camino—. ¡Qué desilusión se va a llevar doña Marmota cuando se entere que no encontré su sueño! Seguro que esta noche tampoco dormirá...

Pero cuando Osito llegó a su casa, la sorpresa le hizo abrir la boca del tamaño de una sandía. Encontró todo lavado, planchado, almidonado y cepillado. La montaña de objetos perdidos lucía impecablemente ordenada sobre una mesa con sus correspondientes carteles indicadores.

BOTÓN AMARILLO
CAJITA VACÍA
BOLITA PARTIDA
GANCHITO CUALQUIERA

Osito se sintió emocionado... —Doña Marmota —comenzó a decir... —Esto está muy lindo, le estoy muy agradecido... usted es una marmota muy amable, pero yo siento mucho decirle que... ¡Doña Marmota! ¿Dónde se ha metido? ¡Doña Marmotaaa!

Pero doña Marmota no lo oía. Adentro del horno de la cocina, dormía profundamente, vencida por el cansancio.

—¡Qué raro! —pensó el osito—. ¿Cómo habrá hecho para encontrar el sueño? Es la primera vez que un habitante de Villa Nudito encuentra algo sin mi ayuda... —y se fue a atender a otros clientes que golpeaban la puerta mientras Doña Marmota seguía durmiendo tranquilamente, dentro del horno.


FIN


OSITO DETECTIVE, en:
Cuentos para leer y contar (Antología por Susana. R. Itzcovich)
Marta Giménez Pastor
Librería Huemul, Buenos Aires, 1972



Visto y leído en:
Educación para la reconstrucción: Lengua 2 - Biblioteca Nacional de Maestros
http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL004126.pdf
BIBLIOTECA DIGITAL - LENGUA 2: EDUCACIÓN PARA LA RECONSTRUCCIÓN
https://gualeguaychu.gov.ar/libro?id=83
https://gualeguaychu.gov.ar/apps/dashboard/ftp/biblioteca/83/83.pdf
ABC - Suplemento escolar – Editorial Azeta S.A. Paraguay
https://www.abc.com.py/edicion-impresa/suplementos/escolar/osito-detective-918243.html
Cuentos para leer y contar - Antología por Susana R. Itzcovich (MercadoLibre S.R.L)
https://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-905024553-cuentos-para-leer-y-contar-antologia-susana-itzcovich-_JM


“La lectura abre las puertas del mundo que te atreves a imaginar"

"Argentina crece leyendo"


Créditos: Garabatos sin © (Adaptación de Plantillas Blogger) Ilustraciones: ©Alex DG ©Sofía Escamilla Sevilla©Ada Alkar

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